Recientemente al estar desarrollando una estrategia de marketing me quedé pensando en la pregunta central de cualquier estrategia, ya sea de ventas, distribución, comunicación o empaque: ¿a quién le estoy vendiendo?
Empecé a pensar en hábitos, prioridades, valores y empecé a llegar conclusiones que no lograban más que desencajarme el gesto y hacerme fruncir el ceño de extrañeza y sorpresa. Más allá de las clásicas características de la generación “Millenial” (digitales, súper informados, críticos y exigentes) llegué a la conclusión de que, aún con nuestras diferentes formas de “activismo y nuevos valores”, somos una generación de paradojas y contradicciones. Como todo, desde luego hay excepciones y nuevos nichos con comportamientos y valores diferentes, pero por ahora estamos hablando de las mayorías.
Acá algunas comparaciones que ayudan a entender por qué somos la “El mercado de las contradicciones”:
– Somos la generación que es capaz de acampar 2 o 3 días en la calle, afuera de una tienda para comprar el nuevo y carísimo i+phone+watch+cualquier aparatejo que tenga unas 3 nuevas apps o un poco de mejor resolución/color/cámara; Pero somos incapaces de donar 1 o 2 horas de nuestro tiempo a la semana para realizar algún trabajo social o voluntariado que contribuya a la mejoría de nuestra ciudad y planeta.
– Somos la generación cuyo tiempo libre se desperdicia en revisar cómo otras personas ocupan su tiempo libre (entiéndase redes sociales); Pero somos incapaces de leer más de 3 libros al año (por lo menos en México).
– Somos la generación cuyas reacciones más inmediatas o sentido de urgencia son activados por cualquier notificación o nueva app, sin importar en realidad si es relevante o no, o si sus funciones son tan tremendamente inservibles como “suba fotos y videos que desaparecerán en media hora”. Perdón, pero nunca entenderé Snapchat o Periscope. “Vive el momento, sólo tienes el ahora, así que usa snapchat para desperdiciarlo mediante una foto perecedera”, seguro no me hubieran contratado como su copy (gracias a Dios). Pero eso sí, llevan años y años advirtiéndonos sobre el cambio climático, las especies y recursos vitales en peligro de extinción, y seguimos siendo incapaces de reaccionar y dejar de usar y producir elementos nocivos para el planeta como los plásticos, o bajarnos del coche y usar el transporte público, o ahorrar agua, o separar la basura, etc, etc, etc.
– Somos la generación que está dispuesta a pagar $ 70 pesos por un café pero es incapaz de comenzar a ahorrar para el momento en que llegue su jubilación y…oh, esperen, no tengamos una pensión para sobrevivir.
– Somos la generación a la cual aún le parece extraña y confusa la posibilidad de manejar por completo su tiempo y esfuerzos para construir un proyecto profesional independiente, nos asusta renunciar a un ingreso mensual seguro y no tener a alguien que nos diga qué debemos hacer; Pero no nos da miedo pasar más de 8 horas sentados, frente a una computadora, realizando tareas repetitivas y cero estimulantes para nuestra mente, no eso nos tranquiliza y nos hace sentir seguros y exitosos, por alguna extrañísima razón.
No sé ustedes, pero yo sigo confundida tratando de descifrar cómo venderle a un mercado donde “el si y el no”, es decir los extremos y las posibilidades más contrarias, conviven más de cerca que nunca… ¿será que un volado sería una estrategia más certera en este escenario? ¿Cara o cruz?
Claudia Solis…
De sonrisa desmedida y mente eternamente inquieta. Jazz y café como religión. Fiel creyente de que la naturaleza del hombre es crear. Coach de innovación en @innovaciónenre y RP de @cm_mexicocity. Sígueme en Twitter @art_shesaid
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