Una generación que desconfía de su juventud está destinada al fracaso. Esto le pasa actualmente a muchos miembros de otras generaciones quienes están teniendo serios problemas para comprender a los millenials y las nuevas generaciones que vienen detrás de ellos. En el ambiente laboral, los millenials han sido la primera generación que ha rechazado de lleno prácticas que eran dadas, por supuesto, por otras generaciones como el número de días de vacaciones, las horas extras y las prestaciones laborales tradicionales.
Esta confrontación con los esquemas establecidos con frecuencia genera estereotipos que impiden el diálogo intergeneracional. Con frecuencia se apunta a que los millenials son indolentes o mimados y se descartan sus exigencias de manera unívoca. De este modo, las empresas se están aislando de una potente fuerza de trabajo y capital humano. Después de todo, los millenials se están convirtiendo en el grueso de la población económicamente activa. Ante esta realidad, desde mi punto de vista, muchas empresas están optando por transformar a los millenials a su propia cultura empresarial, mientras que muy pocas están intentando adaptar su cultura empresarial a los millenials.
La primer estrategia me parece equivocada y cortoplacista ya que está postergando un inminente choque cultural de la empresa a nivel general. Las empresas no pueden olvidar que no sólo sus empleados se están convirtiendo en mayoría sino su mercado. Una empresa que desde su esencia no es capaz de conquistar a un millenial tendrá aún más problemas para atraer a un centennial. Por este motivo es mucho más inteligente la estrategia de las empresas que se están esforzando por transformar sus organizaciones de acuerdo a los cambios culturales que implica un cambio generacional.
Es posible que los millenials sean indolentes y no quieran trabajar porque no encuentran en las instituciones vigentes instituciones que los satisfagan. Después de todo, las instituciones nos han heredado una sociedad global al borde de una catástrofe climática, una posible Tercer Guerra Mundial, desempleo, hambre, depresión y una serie de problemas sociales que a cualquiera harían cuestionar los valores bajo los cuales rige su vida.
La generación viva más grande del mundo está en la búsqueda de impactar a través de su trabajo, ya no es suficiente ser parte de una cadena productiva, el millenial quiere innovar, proponer, romper esquemas y marcar una diferencia con su vida: cosas que no podría desear un robot (aún).
Una de las principales ventajas competitivas de Latrenza es que somos nativos del cambio cultural que están trayendo los millenials. Nuestra empresa está plenamente diseñada para la cuarta revolución industrial, lo cual ha hecho más orgánica la incentivación de nuestros empleados y nos ha dado criterios muy claros para seleccionar a nuestro personal (no significa que todos nuestros empleados son millenials, sino que todos entienden a los millenials). Esto nos ha dado un equipo sólido lo suficientemente poderoso para competir en un entorno como el de la Ciudad de México de manera exitosa, con cero inversión, durante más de dos años.
Más aún, pensamos que el tiempo está a nuestro favor. Mientras más pase el tiempo y se compliquen las cosas para algunos corporativos que no han sabido adaptarse a los cambios de la sociedad, más oportunidad habrá para empresas de nuestro tipo que llevamos años trabajando en el futuro.
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