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III. CIUDADES-ESTADO: NUESTRA REALIDAD

Una vez que hemos visto todo lo que se puede llegar a hacer si tenemos la Autonomía necesaria y los pilares sobre los que ha crecido Occidente, nos queda la pregunta del millón:



¿Cómo vamos a cambiar nuestra realidad? 


Tenemos muchos retos. Son muchos los problemas de estar inmiscuido en algo que no tiene ni pies ni cabeza: por dónde empezar, fijar prioridades, comunicar, actuar, tener un plan continuado y ser constante.


Estas son algunas de las coordenadas con las que nos podemos orientar y tratar de ir cambiando.


I. Empezar en Pequeño: por Nuevo León 

Nos encanta empezar con grandes obras, anunciar todo lo que empezamos con bombo y platillo, sin tener idea siquiera de cuál es el camino. Parafraseando a un santo deberíamos no celebrar el poner la primera piedra sino la última piedra. ¿Cuántas cosas empezamos y cuántas cosas terminamos?


Hay muchos que dicen: «¡Cambiemos México!«, muy bien pero miremos a nuestro Estado primero. Si no nos alcanza para nosotros y Nuevo León es muy grande ¿por qué ir a México?


Y en esta línea de la Autonomía necesaria y Ciudades-Estado hay que empezar. Es curioso pero es de llamar la atención que España por ejemplo, tiene tan sólo dos ciudades que superan el millón (Madrid y Barcelona) y tiene ciudades pequeñas pero muy desarrolladas, autónomas y unas tantas Comunidades Autónomas (Estados) con autonomía fiscal o privilegios fiscales (Navarra, País Vasco, Catalunya). En México hay más de diez ciudades que superan el millón y pocas se podrían decir que están desarrolladas o tienen autonomía, además de haber muchos Estados mantenidos (Tlaxcala, Morelos, Oaxaca, Chiapas, etc).



La corrupción así como empieza por lo pequeño, para eliminarla también tiene que comenzar por pequeñas acciones. Las «grandes reformas» jamás han existido. Vale la pena empezar por lo que nos rodea, con programas en los que nos podamos ver las caras y en manos de los ciudadanos y no ocultarnos en protocolos y formalismos. Y esto sólo puede hacerse localmente.


El fin de semana pasado vino un buen amigo de Bilbao a visitarme. El vascuence (y del Athletic, ¡Aupa ahí!) radica en el DF. Y me dijo: «Definitivamente tenéis que empezar por vosotros, al DF les da igual vuestro país, el DF ya es demasiado grande.» Y no se trata de generar odio, ni separatismo pero ya es necesario que Nuevo León siga su vocación y comience a dar pasos. Sin que nadie nos frene, luego ya veremos por las otras Entidades Federativas.



II. Cambiar nuestros estándares de Calidad de Vida 

Conectando con el punto anterior. A veces me parece que no queremos comenzar con nosotros mismos porque no queremos estar «incómodos». Cuando me invitan a hacer misiones a otros Estados del país pues no niego que me guste ir pero realmente me gustaría ir más a comunidades o pueblos de mi Estado. A veces no queremos porque lo personal cuesta más y afuera ni «quién me conozca». Me parece que existen claras necesidades y prioridades que vemos todos los días en nuestro Estado.


El año pasado tuve la oportunidad de escribir un artículo en la Sección de Opinión en el periódico El Norte acerca de qué es lo que entendemos por Calidad de Vida. Habría que cambiar nuestra perspectiva de lo individual a lo colectivo, porque de hecho sólo puede ser colectiva. De no cambiar esta visión no habrá cambios sustanciales.

Hotel Ancira (Av.Hidalgo, Centro de Monterrey)


Si no nos damos cuenta que no estamos en crisis porque nosotros estamos «bien» es la manifestación más notoria de la indiferencia. No podemos ser una sociedad que viva encerrada en sus casas, en sus colonias privadas, en su pequeño lote, en su pequeño mundo.


Otro error acerca de Calidad de Vida es pensar que sólo abarca el aspecto económico, es decir tener más dinero. Pero la calidad de vida no se queda ahí, la calidad de vida se mide por la calidad integral de los ciudadanos y de su entorno. De sus ciudadanos en el aspecto cultural, intelectual y solidario; en su entorno por la calidad de las vías de comunicación, de sus espacios públicos, espacios culturales (museos y demás), escuelas públicas, transporte público, transparencia y un largo etcétera.


Mientras sigamos en nuestro mundo y nos ocultemos, jamás cambiaremos.


III. Educación 

Aunque ya tocamos este tema, ahora hay que aterrizarlo a nuestra situación en Nuevo León. Es bien sabido que nuestro Estado es puntero en la Educación de nuestro país pero no nos podemos quedar en ese consuelo. Ni nuestras universidades tienen que tomar como punto de comparación únicamente nuestro Estado, sería muy mediocre.



CEDIM Monterrey


Como decíamos en la anterior entrada, la Educación está cambiando globalmente. Se tiene que adaptar a los tiempos, ser más flexible, más personalizada, más integral, tiene que enganchar a los jóvenes. Tiene que apasionarlos con ganas de aprender y seguir aprendiendo. Si no se aprende, no hay Educación ahí.


Existe el peligro de hacer meros cambios por hacerlos, como voltear los salones para arriba por «innovar» sin sentido y sin contenido. Existe el peligro de copiar lo que hay o funciona en otros países por copiarlos. De sólo de dejarlo todo a la «intuición» e «imaginación» sin conocimientos profundos (contenidos, conceptos) bien cimentados. Está el peligro de considerar que lo viejo no funciona, y que ahora sólo funciona lo «nuevo». Así como llamar innovación a cualquier cosa, por ejemplo: cambio de color o llamar de manera diferente a cosas que ya existían. Tenemos que dejar de ser consumidores de tecnología y ser productores de tecnología. Tenemos que dejar de ser meros agentes pasivos y ser agentes activos.


La Educación conlleva tiempo y mucho esfuerzo. Tener una visión clara, a largo plazo. Investigando, interiorizando, llevando a la práctica, colaborando y devolviendo a la sociedad. Tener la valentía de hacer círculos virtuosos y de que no nos ganen las prisas ni las modas. En la Educación no puede haber «bluff» sino un profundo amor a la Verdad como la misión con la que empezó la Universidad.


IV. Colaboración y Solidaridad 

Uno de los efectos y/o competencias a las que debe llevar la Educación, es a la Colaboración y a la Solidaridad para devolver lo aprendido.



Barrio Antiguo, Monterrey


Y es que no hay mejor proyecto creativo que el que se hace ajustado a las necesidades y por amor a la sociedad. Habría que incluir a las escuelas y universidades en la ejecución de los Programas Públicos. Empezar a integrar a la sociedad mediante Programas de Participación Ciudadana, que no existen en nuestra Entidad Federativa (¡tristemente!). Y es que si el Gobierno no da a los ciudadanos la confianza de llevar a cabo programas públicos, que transformen la ciudad no hay Integración Social. En las «cruzadas contra el hambre» no hay Integración social, ¡no existe! Repartir fondos a Asociaciones Civiles para que lleven a cabo sus propios proyectos no es incluirlos en los Programas Sociales. Son mentiras.


Tener un sentido de colaboración, nos llevará a dejarnos de ver el ombligo. De Integrarnos. Nos hará entender que nosotros tenemos que sacar adelante a nuestra sociedad. Las ciudades hoy en día no queda otra salida más que la colaboración y tenemos tantos medios para hacerlo. Los emprendedores, las grandes empresas, la academia y el gobierno deben aliarse con caminos claros, dejando de lado los discursos y certificaciones, atendiendo directamente a las necesidades de las personas. Necesitamos la cooperación con el Sector Público, que el Gobierno se atreva, luchar por la autonomía necesaria para tener un crecimiento integral en nuestro hábitat público: la Ciudad-Estado.


V. Sentido de pertenencia fundamento en el «Big Why» de nuestra Ciudad-Estado

Ese sentido de pertenencia que se da en las ciudades Europeas son las que hacen sacar a sus ciudades adelante. Y es que el ser humano en su interior siempre está preguntándose los «¿Por qué?» aunque no se de cuenta. Busca en el fondo un por qué que en lo enganche y lo lleve a sumarse a tal movimiento. Aunque el hombre busque pertenecer a algo más grande que él, que es la cultura, ésta tiene que tener un propósito grande y claro. Si no se tiene un fin claro todo lo que se realice sería absurdo, seguiríamos haciendo las cosas por chispazos bajo ningún plan.


Habrá que recuperar la identidad neoleonesa, es difícil en un mundo globalizado mantener la identidad y más en un Estado que cada vez lo habitan más personas no nacidas en él. Aún así los valores que han caracterizado al regio son universales: cultura del esfuerzo, trabajo, sencillez, emprendedor y magnanimidad.


Habrá que conocer la Historia de Nuevo León lo que le conforma, una sociedad que desconoce su pasado no tiene futuro y por tanto no puede haber evolución. Habrá que valorarnos, ver las cosas positivas y las que nos han hecho y nos hace grandes. Regresarle su identidad para recuperar la grandeza de su Estado.



Recapitulando, empezar en pequeño y darnos cuenta de nuestra realidad para concentrarnos en las prioridades. Cambiar nuestros estándares de Calidad de Vida que nos llevará a querer ser personas más completas y querer invertir en la Educación. Así poco a poco iremos cambiando nuestro mind-set hacia una mayor colaboración, a ser solidarios. Sólo así cambiaremos y después o en el camino contagiaremos a otras Ciudades-Estado y transformaremos al país.


Los que ya nos dimos cuenta de esto tenemos que empezar con cosas concretas, también en pequeño. Si ya te diste cuenta tú también, ¿te sumas? ¡Ánimo!


¡Semper Ascendens! 


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