Según Dambisa Moyo, economista internacional y colaboradora del Harvard Business Review, la pandemia causada por el sars cov 2, mejor conocido cómo COVID 19, ha provocado un cambio de panorama sin precedentes en el mundo de los negocios.
De acuerdo con la analista, las restricciones sanitarias promovidas para frenar los efectos del virus, forzaron una serie de transformaciones que los altos directivos actualmente se esfuerzan por asimilar.
En estos momentos la alta dirección se enfrenta al gran reto que implica diseñar un escenario post-pandemia económicamente viable a mediano y corto plazo al mismo tiempo que integra todas las demandas y necesidades que la era de la información trajo consigo y que la pandemia no hizo sino acrecentar.
Trabajo desde casa
Cómo vimos en anteriores entregas, el home office o trabajo remoto ha sido una de las principales alternativas que los corporativos implementaron en sus organizaciones para mantener activa su operación a pesar de las medidas de sana distancia. Aunque esta medida alcanzó su auge durante la pandemia, la tendencia al trabajo remoto y a reducir los días y las horas de trabajo en la oficina había estado reduciéndose en los mercados laborales del primer mundo a través de diversas tecnologías de la productividad que promueven un uso más eficiente del tiempo y la concentración. No obstante, la implementación masiva y forzada de este tipo de relaciones laborales a distancia ha orillado a los directivos a evaluar qué procesos son susceptibles de mantenerse a distancia y cuales exigen la presencia humana para su correcto desarrollo. En esta linea las compañías que ya habían comenzado a implementar esquemas de trabajo a distancia y una fuerte apuesta por la cultural laboral han tenido menos problemas para adaptarse a esta nueva normalidad y han continuado sus operaciones con relativa tranquilidad.
Salud Mental
Además del COVID 19 actualmente nos enfrentamos a una pandemia silenciosa que está afectando la salud de millones de personas en el mundo. Se trata de una pandemia mental que está afectando a millones de personas con casos de depresión, ataques de ansiedad, ataques psicóticos, etc.... El encierro, la incertidumbre,y la inseguridad (entre muchas otras cosas) están orillando a millones de personas a estados elevados de estrés y falta de sueño que inducen problemas de salud mental que ya se venían desarrollando en la década anterior pero que encontraron un detonante con el estrés producido por la crisis económica y las restricciones sanitarias.
Más allá de los sentimientos humanitarios que esto pueda despertar en nosotros, la salud mental representa un serio problema económico si no se atiende a tiempo. De acuerdo con un reporte de The Lancet Commission en 2018, los costos asociados con la salud mental en Estados Unidos en 2030 pueden elevarse a 16 trillones de dólares, sin contar los costos de hospitalización, medicamentos, terapia y el costo de la pérdida de productividad.
Si bien antes de la pandemia existía ya una tendencia en las empresas por la apuesta en el desarrollo integral de sus empleados, la crisis sanitaria provocada por el SARS COV 2 no ha hecho más que maximizar esta necesidad. La delicada salud mental de los empleados ha comenzado a ganar un valor agregado cada vez mayor para las compañías y corporativos que decididamente están buscando alternativas para garantizar la salud mental y el bienestar emocional e integral de sus empleados. Hoy más que nunca tenemos claro que una empresa exitosa se compone de empleados felices y realizados.
Robotica, automatizacion y empleo
La posibilidad de eliminar mano de obra gracias a la robótica y la automatización de procesos con inteligencia artificial hará más barata la operación de algunas empresas y propone una serie de posibilidades que facilitarán muchas cosas a nivel logístico en un futuro inmediato. Sin embargo es responsabilidad de la alta dirección encontrar una ruta para reeducar y reestructurar a la fuerza laboral en su interacción con las máquinas para crear procesos eficaces.
Por otro lado, los directivos también intentan resolver las situaciones derivadas de la pérdida de puestos de trabajo a causa de las máquinas. Las organizaciones se preguntan cómo reasignar o crear nuevos puestos de trabajo para toda esa fuerza laboral que quedará obsoleta con la irrupción de la robótica y la inteligencia artificial.
Reportar valor para los accionistas
Otro de los retos a solventar es vencer la incertidumbre. La actual crisis epidemiológica aunada a la crisis económica y ambiental que atravesaremos en los próximos años no ha hecho más que escalar la volatilidad del mercado e incrementar el nerviosismo de unos accionistas deseosos de mover su inversión a aquellas empresas que demuestren un mayor valor agregado y estabilidad para sus inversiones.
No cabe duda de que estamos en un momento en el que nuestra manera de pensar está evolucionando. Al mismo tiempo que nuestros conceptos van cambiando, de igual manera cambian nuestras maneras de hacer las cosas para adaptarse a la nueva realidad que enfrentamos. Lo cierto es que cada vez somos más conscientes colectivamente de la necesidad de repensar la empresa y la economía para hacerlas más armónicas con la sociedad y la naturaleza. Este es sin duda el gran reto de la empresa en el siglo XXI y aquellas organizaciones que consigan descifrarlo e implementarlo con mayor velocidad y eficiencia serán las que consigan una relación de confianza y estabilidad con sus inversionistas a mediano y largo plazo.
Retorno de Inversión Social y Transformación Organizacional.
En mi opinión personal, el quid de la cuestión reside en la capacidad de reinterpretar la empresa de una manera más humana. El concepto obsoleto de la corporación ciega que solo busca maximizar el valor para sus inversores a cualquier costo ha quedado sepultado en el siglo pasado.
Quienes aún experimentamos los efectos de una cultura de los negocios deshumanizada tenemos muy claro que el problema y la solución del mundo se encuentra en el mundo de la empresa.
Es ahí donde ocurre el mayor porcentaje de encuentros entre seres humanos. Es ahí donde la gente pasa la mayoría de su tiempo actualmente y la realidad entorno a la cual estructuran un proyecto de vida y familia.
Incluso antes de la pandemia, muchos empresarios ya habían vislumbrado este problema hasta el punto de que firmaron un juramento en durante el Business Round Table 2019 en Estados Unidos bajo el cual se comprometían a buscar un propósito más amplio que el de generar dividendos para los accionistas y comprometiéndose a convertirse en buenas ciudadanas.
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